La culpa es una de las emociones que se arraigan con más fuerza a las profundidades de nuestro ser.

Es un conjunto de miedo, tristeza, y no aceptación que se instalan en nuestros fundamentos, y se pudren hasta que ya no sabemos cómo gestionarlos.

La culpa es poderosa, es fuerte, y con la ayuda de nuestra mente y la memoria hacemos que crezca y crezca cada vez más, si no la controlamos.

Para poder deshacerse de la culpa, se ha de estar dispuesto a desnudarse ante la situación, aceptarla, y abrazarla con el amor más incondicional que hay. El amor propio.

Todos tenemos el poder de trasmutar, de hacer alquimia con todo el dolor que sentimos dentro. Somos valientes, pero el miedo, a veces es más poderoso y nos provoca un nudo emocional que hace que repitamos siempre los mismos patrones, porque no nos hemos enfrentado cara cara con la culpa.

Vencer el miedo, y aceptar la verdad, es la clave. Ponerse ante la culpa y mirarla a los ojos, reconocer que no somos perfectos, que cometemos errores y que no pasa nada, por equivocarse.
En definitiva, nos juzgamos a nosotros mismos, y a menudo podemos ser muy duros.

Respirar, liberar, perdonarse, y permitirse un margen de error, es el camino.

Porque de los errores aprendemos. Pero sobre todo aprendemos, de los errores que reconocemos.

Mercè Boix
Ceboix

× Infórmate sobre el Curso "Activa tu luz, bailando"